Domingo en la noche. Tengo una suerte de nerviosismo que recorre de arriba abajo mi cuerpo una y otra vez. Y muchas veces más. Estamos entrando en una semana decisiva. Hoy tuve la oportunidad de visitar el Santuario de la Virgen de Betania. Un lugar único y simbólico para mí. Con toda la FE (como deben hacerse esas cosas), le pedí por mi país, por Venezuela.
Describir lo que siento en estos momentos, es imposible. Es una mezcla de optimismo con desesperanza. NO todo está perdido. Claro que NO. Las batallas que cuestan ser ganadas son las que más se disfrutan.
Yo le he prometido a mi hermanita Gabriela que lucharé por ella incansablemente. Lo haré por su futuro, por su sonrisa. Esa lucha implica un “NO”. Un “YA BASTA”. Y así lo haré. Así lo harán todos en casa.
Esa lucha se aleja mucho de ser por un móvil político; se relaciona con las aspiraciones de una vida DIGNA. Porque eso quiero. VIVIR DIGNAMENTE. Es mucho pedir?. Quiero seguridad para mi familia, para mis amigos, para todos; Quiero que las calles de Venezuela dejen de ser el teatro donde el hampa hace gala cada día, todos los días; Quiero niños felices; Quiero oportunidades de progreso fundadas en la meritocracia; Quiero que cese tanta discordia fomentada por quien poco conoce de respeto, de familia, de afecto; Quiero ejercer mi profesión sin ir repartiendo dádivas; Quiero, Quiero, Quiero… hoy Quiero tantas cosas, pero tantas cosas que ni se imaginan.
Ojala la Razón prive sobre toda impulsividad.
Describir lo que siento en estos momentos, es imposible. Es una mezcla de optimismo con desesperanza. NO todo está perdido. Claro que NO. Las batallas que cuestan ser ganadas son las que más se disfrutan.
Yo le he prometido a mi hermanita Gabriela que lucharé por ella incansablemente. Lo haré por su futuro, por su sonrisa. Esa lucha implica un “NO”. Un “YA BASTA”. Y así lo haré. Así lo harán todos en casa.
Esa lucha se aleja mucho de ser por un móvil político; se relaciona con las aspiraciones de una vida DIGNA. Porque eso quiero. VIVIR DIGNAMENTE. Es mucho pedir?. Quiero seguridad para mi familia, para mis amigos, para todos; Quiero que las calles de Venezuela dejen de ser el teatro donde el hampa hace gala cada día, todos los días; Quiero niños felices; Quiero oportunidades de progreso fundadas en la meritocracia; Quiero que cese tanta discordia fomentada por quien poco conoce de respeto, de familia, de afecto; Quiero ejercer mi profesión sin ir repartiendo dádivas; Quiero, Quiero, Quiero… hoy Quiero tantas cosas, pero tantas cosas que ni se imaginan.
Ojala la Razón prive sobre toda impulsividad.